Indudablemente todos hemos escuchado en algún momento que lo más saludable es beber al menos 8 vasos de agua al día, lo cual equivale aproximadamente a 2 litros diarios, y tomamos esta afirmación como una medida saludable que aplicamos en todos los casos.
Sin embargo esta afirmación, va más de la mano de una creencia generalizada, y hasta ahora no se ha encontrado un asidero científico que determine que tal cantidad es, el máximo requerido por nuestro organismo
Pero antes de dar por perdido el esfuerzo que ponemos en hidratarnos diariamente con ocho vasos este vital líquido, es preferible que tengamos en cuenta ciertos aspectos que influirán en la cantidad exacta de agua que necesitamos tomar al día.
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El agua, una parte esencial de nosotros
No debemos pasar por alto que una gran parte del cuerpo humano está compuesto en una buena parte por agua (cerca de un 60%), de allí que conocer cuánta agua debemos consumir al día es de suma importancia, dado que una disminución en la ingesta del vital líquido resultaría contraproducente para nuestra salud.
Qué dice la ciencia
Un estudio realizado en el año 2018 por la prestigiosa institución norteamericana de investigación científica y de servicios de salud, la Clínica Mayo, determinó que la cantidad máxima de agua que debemos ingerir dista mucho de la popular recomendación que señalamos antes, lo que ha llevado a reconsiderar esta idea tan arraigada en el inconsciente colectivo.
Según las conclusiones a las que arribó el estudio, la ingesta de agua correspondiente a una jornada de 24 horas variará de acuerdo al género, siendo lo adecuado beber aproximadamente 3,7 litros de agua al día si eres hombre, y 2,7 litros en el caso de las mujeres.
Evidentemente tal distinción obedece a las muy disímiles necesidades de hidratación del cuerpo masculino y femenino en vista de sus propias y particulares funciones, a las que se pueden sumar las condiciones personalísimas de cada individuo, que van más allá del género al cual pertenezca.
Todo cuenta para saber cuánta agua beber
Sin embargo, las conclusiones del estudio indican que las variables antes mencionadas no son del todo inalterables, pues también influirá en ello una multiplicidad de factores que pueden conjugarse en un individuo, dejando de lado al género al que pertenezca, entre éstas podemos destacar:
- La edad: Por razones obvias este es un aspecto que resulta determinante en lo que concierne a la cantidad máxima de agua que debemos consumir al día, ya que no puede compararse el requerimiento de agua en niños en edades inferiores a los 7 años, a las de un adulto que supere los 35, y las de una persona de edad avanzada.
- Regímenes alimenticios especiales: Muchas personas deben mantener una ingesta determinada de agua debido a ciertas condiciones que determinarán si ésta debe incrementarse o restringirse de alguna manera, las enfermedades renales o de tipo oncológico, son una muestra de clara de ello.
- La práctica de actividades físicas deportivas: Los atletas de alta competencia, pierden en promedio un 30% más de líquidos durante sus prácticas que la persona promedio, así que el consumo de agua, deberá ser mayor en estos casos.
- El embarazo y la lactancia materna: Como es lógico pensar, las mujeres que están en gestación, deben mantenerse hidratadas durante este período, pero deben prestar especial atención durante la lactancia, ya que la leche materna debe hidratar también al bebé y producirse en cantidades suficientes para cubrir sus necesidades alimenticias.
- El clima: Otra variable muy importante a considerar es el entorno climático al que nos vemos sometidos, en efecto, los rigores de veranos particularmente calurosos incidirán significativamente en los niveles de líquido de nuestro organismo independientemente del género, por lo que es indispensable mantener una hidratación constante, adecuada y abundante durante todo el día.
Todos los aspectos antes mencionados influyen de manera drástica y directa en las necesidades de hidratación de nuestro cuerpo, pues pueden propender a aumentar o disminuir el consumo diario de agua, lo cual tendrá su mejor reflejo en la sensación de sed, que es uno de los indicativos principales de una posible deshidratación.
Evitando lo excesos
Ahora bien, tampoco debemos caer en la tentación de consumir toda el agua que podamos durante el día, aún cuando sintamos que nuestro cuerpo no lo necesite, incorporar una cantidad superior de agua a la requerida o sustituir los alimentos tomando agua, puede acarrear consecuencias nefastas para nuestro organismo.
Llevar el consumo de agua al extremo nunca es una medida recomendable, y es que si tratásemos de hidratarnos de esa manera, el cuerpo sufriría consecuencias radicales y en muchos casos irreversibles afectando peligrosamente nuestra salud.
Un peligro real
Podemos afirmar lo anterior dado que al alterar el porcentaje de agua del organismo, obviamente éste tratará de compensar el exceso de hidratación mediante múltiples formas, como por ejemplo un aumento en el nivel de sudoración corporal, o el incremento en los niveles de orina que ocasionaría la realización de un esfuerzo no necesario por parte de nuestro sistema renal.
Como hemos podido leer, es importante conocer la cantidad de agua que debemos tomar durante el día para mantener a nuestro cuerpo en un estado óptimo de sus funciones corporales, producto de una hidratación adecuada.
Si tomamos una cantidad de agua adecuada a nuestras necesidades, esto se traducirá en un provechoso balance que sin duda se reflejará positivamente en nuestra salud en general, llegando a notarse sus efectos en todos los aspectos de la misma.
Finalmente, es bueno recordar que de todas las bebidas, el agua siempre ocupará el primer lugar por sus innumerables beneficios, pero de igual forma, debemos procurar mantener un equilibrio, ingiriendo la cantidad necesaria, para así aprovechar al máximo todas sus propiedades.